Soy así, quiero ser siendo, sin no ser nada, un todo, no nada

Solo así, como el que no quiere la cosa, para saber si así soy algo, soy la nada, soy un algo que quiso ser algo alguna vez, porque siendo era algo que podía sentir, decir, hacer, y para hacer, sentir, decir y hacer primero tenía que sentir, ver, hacer, sin nada de eso no me creía nada, y creyendo eres algo, lo que crees, pero según tu estado de ánimo, porque si yo creo que no soy nada, soy un don nadie, y si creo que soy algo, soy ese algo que creo, sintiendo que soy el mejor, lo soy, pero si pienso que soy el peor, lo soy también, cómo ser algo para alguien, para mí, que me importe ver sin tener ego, la pregunta es contestada, la contestación es respondida, la pregunta queda en un vacío, porque lo que hay soy yo, ese que pregunta y se contesta, ese que se contesta cuando se pregunta, el que me acompaña cuando me siento solo, para que no me sienta solo, el que sé que está siempre, porque siempre que lo necesito me contesta y está ahí, se dónde buscarlo, no tengo que encontrarle, se donde habita, en su piel, en mí, yo dije que iba a buscarlo pero no tenía que buscar nada, porque era una búsqueda sin fin, porque el fin era el principio de la búsqueda, el lugar del que nunca tuve que partir para buscar, porque si lo hacía me pasaba lo que me acabó pasando, que me partiría como me partí en dos, roto, sin poder decir nada, para luego volver al inicio, donde nunca se inicia nada ya, porque no hay nada que iniciar, porque estoy completo allí, aquí, en mí, en el yo, sin ego, sin no ser nada, sin no ser un don nadie, porque ya lo soy todo, algo neutro importante, algo que no se ve pero que ve todo, algo que quiere ser pero que no se ve, algo que no quiere ser algo sino todo, pero sin que todo no sea nada, pero tampoco un todo que impida ver al resto, porque el resto sí que es todo, y yo soy algo que está detrás viendo el todo, el todo dentro del todo, un todo que se escinde en una palabra para crear muchos todos en los que cada todo es uno de nosotros, uno soy yo, el que más me importa, el que tengo que querer, al que quiero porque lo maltratan los demás, sólo a él quiero, para que nunca le falte de nada, para que no se enfade conmigo, para que no me enfade con él, yo soy él, él soy yo, yo soy yo, ¿y quien soy yo?, el que quiere, el que ama, el que no siente nada, el que es mucho sin ser nada, porque solo así se puede ser feliz, sin sentir, pero sintiendo, no se puede serlo, porque sentir es crear sensaciones en uno, y las sensaciones crean algo en uno, no siendo siempre voluntarias, porque las sensaciones son también involuntarias, y hay algunas que no se pueden controlar ni reprimir, y contra eso nada se puede hacer, ni con ganas, ni sin ganas, solo se puede callar, para saber que así nunca serás feliz, que cuando creas que puedes controlar las emociones porque no son necesarias y dependen de ti, la necesidad vendrá a ti cuando menos la esperes, porque el dolor que tengas por algo físico, nadie te lo puede quitar, ni tu ni un tercero, solo algo que tienes dentro de ti queriendo destruir, algo que nunca quisiste dejar pasar pero que pasó sin pedir permiso, que se quedó, que no se quiere marchar, que se quiere quedar ahí, para ver como mueres lentamente en ti, para ver mi sufrimiento desde adentro mío, para ver cómo me retuerzo por dolor, porque así es feliz, con mi infelicidad, con mi desgracia, con mi nada, desde mi nada, donde no quiero ir más, porque en mi vida si algo conocí fue el dolor, el lugar del sufrimiento máximo, ese lugar al que sé que no quiero volver más, porque no quiero sentir así, pero que no puedo evitar porque es involuntario, y que sé que estará ahí hasta cuando quiera, para que el que está dentro de mí, el que se agiganta ante las adversidades, lo elimine, con una caricia porque está en mi morada, y mi morada es sagrada, por eso la trataré bien, porque es mi todo, es el lugar donde la nada es grande porque grande se hace cuando entra en mi a través del dolor, donde el dolor me hace fuerte para sacar de mi morada al intruso que se coló en mi interior sin pedir permiso, el que siempre me cuida porque sabe que si lo hago me cuida él a mí, el que sé que me quiere más que nadie porque solo soy yo, el que quiere querer pero no quiere a nadie, porque solo quiere al que me quiere y solo me quiero yo, no por celos, no por envidia, porque estoy solo y en la soledad me acompaño yo, el único que me quiero como yo sé, como yo quiero, nada ni nadie sabe cómo me quiero, ni lo que quiero, porque lo que quiero nunca es lo mismo, lo que quiero cambia, cambio yo lo que quiero porque quiero cambiar y no aburrirme con lo que quiero, salvo el dulce, lo dulce, pero no empalagoso, agradable, que me trate bien, que no sea amargo, que me haga bien, que sea buena, para que pueda volver a confiar, a tener fe, a beber café, sin que sea amago, siendo un momento dulce, un momento único, entre un desconocido al que conozco y un conocido al que desconozco, pero conociendo a ambos porque soy yo y no tengo que conocer a nadie si yo ya me conocí, antes de partir, antes de darme cuenta de quien era, antes de defraudarme con la vida por no saber quién era, antes de vagar por la filosofía preguntándome quien era, porque así no era nadie, no soy nadie, y quiero ser en mí, siendo algo, siendo ese todo, esa nada, pero algo, importante para mí, importante para el resto, que deslumbre sin que me deslumbren por ver, viendo, siendo visto, viendo que me ven, ven que te veo, ven que te unes a mí y somos el mismo, yo, ese que ve y que te quiere porque te ve y quiere que te unas en uno para no ser distinto, yo sin ser yo porque no me gusta el ego, porque no me gusta como queda yo, porque quiero ser sin decir nada, sin escribirlo pero diciendo algo, diciendo todo lo que quiero decir, que no es nada pero es mucho, eso es lo que tenía que decir hoy, para escribirlo aquí, esta nueva entrada.