Fotografías del archivo personal, Jorge Antonio, Jorge Luis Borges, Juan Domingo Perón, María Luisa Ferrerio, Isabel de Perón, el Fabuloso padre de los Siete Magníficos, Asados familiares y profesionales
Jorge Antonio Esquef Chibene, más conocido como Jorge Antonio, fue un empresario, ejecutivo y asesor político argentino que tuvo una influencia en la República Argentina (“Argentina”). Nació en Buenos Aires el 14 de octubre de 1917 y falleció el 11 de febrero de 2007, siendo hijo de inmigrantes sirio-libaneses. Su padre, Elías Antun Esquef (también escrito Squen), llegó a Uruguay desde Yebdene (en Siria) en el siglo XIX, y su madre María Chibene llegó desde el Líbano. Tuvo cuatro hijos con su primera esposa, Esmeralda Rubín, y otros siete más adoptados en España. Su ahijada es Valeria Pavón Pereyra, hija del biógrafo oficial de Juan Domingo Perón, Enrique Pavón Pereyra. También tuvo diez nietos.
Después de su fallecimiento, cuando estaba a unos días de cumplir su 90 cumpleaños, dejó entre familiares y amistades un vacío que ninguno imaginamos que llegaría, en tanto nos habíamos acostumbrado a su presencia, vitalidad, energía y actividad incansable durante tantos años.
El esfuerzo, dedicación y pasión que dedicó Jorge Antonio a Argentina, al que estaba muy arraigado, unido, y por la que siempre buscó las mejores condiciones políticas, sociales y economías y para sus ciudadanos, que antepuso a cualquier otro objetivo de su vida, no tuvo precedentes.
Por ello, sus familiares, conocedores de esa dedicación y pasión , quisieron rendirle homenaje, después de haber logrado coincidir todos, cuestión que ha sido difícil porque varios miembros de la familia viven en España y otros en Argentina, a lo que se sumaba el distanciamiento entre algunos familiares, que, gracias a la conmemoración del aniversario del fallecimiento este año conforme al calendario chino, siguiendo la costumbre familiar, logramos coincidir todos, y, recordando lo que nos contaba y repetía el que fue nuestro guía y referencia en vida, el universo, sus fuerzas y energía, hicieron desaparecer las rispideces existentes, y volvimos, como siempre quiso Jorge Antonio, que nos mantuviésemos unidos, nos sintiésemos queridos, y recordásemos los buenos momentos que pasamos juntos tomando unos mates, compartiendo un rico asado aunque no pudiésemos hacerlo con el toque mágico que solo él sabía hacerlo, respetando siempre el orden tradicional al servirlo, primero con los chorizos, morcillas, salchichas parrilleras, luego con las deliciosas anchuras, riñón, chinchulines, tripa gorda, mollejas, para seguir con la carne, que siempre servía comenzando con la tira de asado, luego el vació, y remataba con bifes de chorizo y lomo. Todo acompañado por papas, verduras y unas ensaladas frescas y con un sabor único. Para beber acompañaba los almuerzos con soda, agua con gas, coca cola, Sprite, vino y cerveza. Y nunca podía faltar el postre, en el que había desde panqueques con dulce de leche, tarta rogel y alfajores, todo preparado artesanalmente como le había enseñado su madre, y que luego transmitió conforme a la tradición a sus hijos, postres de los que también nos contaba que sus orígenes, que procedían de la gastronomía de al-Ándalus y que llegó a América en la época conocida en la historia del Imperio Español, extendiéndose por todo el continente, siendo Argentina el que perfeccionó la técnica tradicional al de la actualidad. No obstante, si bien no podemos restarle importancia a esos asados memorables, que toda la familia recordamos, como seguro que también lo son los que otros asadores de Argentina hacían, lo que más valor tenía durante esos momentos inolvidables, eran las charlas, risas, bromas, y alegría que manteníamos durante los mismos, que, gracias a Jorge Antonio, lograba que siempre acudiésemos toda la familia, que nos mantuvimos unidos como una piña, y que considerábamos lo más importante. Con ello, las distintas generaciones de la familia, desde Jorge Antonio, sus hijos, nietos, bisnietos entre el resto de sus familiares, hermanos, sus hijos, etc., a pesar de las diferencias de edades, que llegaban desde los 25 años de diferencia entre sus hijos y nietos, pudiésemos conservar la tradición familiar, que no habría sido posible sin el esfuerzo de los integrantes de cada generación para ello.
Esta obra es redactada de forma colaborativa por los familiares, desde sus nietos hasta sus hijos, en lo que intentamos que sea otra forma de mantenernos unidos, demostrar la importancia de la familia que nos transmitió Jorge Antonio, que queremos conservar en su memoria, y para manteneros unidos generación tras generación, recordando esas costumbres, incluyendo, cuando llegue el momento, los hijos de sus bisnietos, como suponemos que también sucede en la mayoría de las familias de Argentina, al mismo tiempo de intentar expresar de esa forma cómo lo vivimos y recordamos unos y otros, habiendo consolidado las opiniones de unos y otros sin mencionarlos, para que sea de fácil lectura, que es el objetivo principal que buscamos.
También queremos recordar y dar a conocer hechos y otros sucesos en los que influyó Jorge Antonio, que no son conocidos de forma pública a pesar de la importancia e impacto que tuvieron para el país, debido a la humildad de Jorge Antonio, que sus familiares queremos ponerlos a disposición del público, para que se conozcan debido a la importancia que tuvieron en la historia de Argentina y en la de otros países, para que no sean olvidados y también formen parte de la misma, la cultura de cada uno de ellos, que, como decía Jorge Antonio, son únicas, y de las que todos los argentinos debemos de sentirnos orgullosos, recordando nuestras costumbres, la valía de sus habitantes, del país, del que debemos sentirnos privilegiados, orgullosos y continuar defendiendo sin que merme el esfuerzo para mantenernos unidos por los lazos culturales que, sin darnos cuenta, logra que se extienda una especie de red invisible en cada argentino, que nos conecta unos a otros, surgiendo el pueblo y nuestras características propias nacionales. Así lograremos que nuestra identidad y la de Argentina, con sus recursos naturales, personales, así como los de su industria nacional, no ceda ante los intereses de otros países, que nos envidian por ello, y más aún en los tiempos modernos ante la crisis climática a nivel mundial, la abundancia que todavía conserva el país, y la escasez que sufren otros países debido al capitalismo despiadado en búsqueda de los máximos beneficios económicos, que han hecho que muchos de ellos se encuentren en una situación precaria que les hace buscarlos en el país más débil que encuentren, que, desde luego, no debemos permitirlo por los Estados que se sienten superiores creyendo que somos idiotas.
No es que queramos introducir valoraciones nuevas o subjetivas ahora, sino recordar y reivindicar lo que ya nos decía Jorge Antonio, y dejó plasmado en varias de sus obras que con esfuerzo redactó para que no cayera en el olvido, y que, por no extendernos aquí, se repiten en muchas otras, en similares términos o en el concepto que transmitió en las misma.
Para poder llegar a la forma de pensar de Jorge Antonio y la influencia que tuvo, debemos acudir a sus primeros años de edad, en los que, desde que tenía solo seis años, insistía a su padre, Elías, para acompañarle cuando trabajaba, a lo que la bondad, religión y costumbres sirio-libaneas-argentinas, que mantuvo desde que emigró desde su pueblo natal, Yebdene, con raíces en la Siria antigua, permitió conforme a sus principios. De esa manera, compaginando como podía sus actividades en esa edad, ayudaba, como si fuera un asistente ya a esa temprana edad, a la actividad que ejercía su padre, logística, como conductor profesional de un camión sofisticado para esa época, al que siempre se refería cuando hablaba con nosotros, como el truck, por haber aprendido desde entonces ese idioma por el entorno familiar. Las largas jornadas laborales de Elías no cansaban a su hijo, que, con la energía de un niño de esa edad, quería no solo acompañar y ayudar en la logística, sino participar en otras actividades que, a medida que iba creciendo, se convirtieron en proyectos más sofisticados de su propia creación.
A pesar de ello, pocos años después, comenzó a interesarse por otros sectores empresariales, en los que consideraba necesario iniciarse para conocer desde dentro la empresa argentina, sin descuidar otros intereses que consideraba más importantes debido a que su objetivo a mediano plazo pasaba por emprender proyectos empresariales propios, que ya en ese entonces tenía en mente, como nos mostró entre los documentos que conservaba de esa fecha. A ello se sumaba la importancia que siempre le dio a la lectura, que entre unas cosas y otras, hizo que desarrollase una capacidad de trabajo, voluntad y atención que logró durmiendo apenas unas cuatro horas o menos al día en esa época de su juventud. Luego fue algo que mantuvo el resto de su vida.
Sus comienzos en el sector empresarial se iniciaron en una empresa del grupo empresario multinacional Shift, al que decidió optar por uno de los muchos puestos que demandaba la compañía en Argentina en su juventud, que iban desde personal de las áreas de administración, ventas, logística, contable, empleados en planta, entre otros, que, debido a que quiso aprender desde abajo el proceso industrial y empresarial, como había leído ya que era la mejor forma de crecer empresarialmente , entre otras muchas, que no se limitaron a ese ámbito, decidió elegir la última de ellas, donde inició jornadas laborables de horarios extensos, condiciones extenuantes, falta de compañerismo, tratos desiguales según las clases de trabajo e ingresos de los empleados, que utilizó para interiorizarse, conocer y formarse el criterio final de que esas formas de trabajo, empresas y grupos multinacionales de origen extranjero, resultaban humillantes para cualquiera que se considerase argentino, porque reducía al trabajador a una persona utilizada para extraer riqueza de Argentina, abusando de sus recursos naturales, habitantes, y políticas económicas imperantes en esa época, para trasladar toda la rentabilidad al Estado en el que se encontraba la sede principal, en este caso, Estados Unidos. Según nos contaba cuando hablaba de esas experiencias de hace tantos años, las usó en su favor, resultando cruciales para ir orientando su pensamiento, totalmente opuesto al que tuvo la suerte de vivir, porque, de lo contrario, sus ideas podrían haber sido otras, a pesar de que la oligarquía imperante en el país también se caracterizaba por considerar al resto del pueblo como inferior, algo que sufrió Jorge Antonio más adelante, como se contará. Lo principal a destacar de ese primer trabajo, es que decidió dejarlo cuando consideró haber aprendido el oficio y formarse un criterio de su arte.
Después de ello, en paralelo a su pasión por la lectura, que incluía obras diversas como se decía, consideró que debía de conocer el trabajo en otros sectores, según nos contó, desempeñándose como enfermero del Colegio Militar de la Nación y en Aguirre, Maestro y Compañía. Con ello pudo formarse un criterio más profundo sobre la actividad empresarial en Argentina. Además fue en esa época que conoció al General Juan Domingo Perón, en 1943 según recuerda uno de sus nietos, pero al que corrigen porque recuerda mal y fue mucho antes, dice uno de sus tíos.
También fue en esas fechas Jorge Antonio comenzó a figurar como autor de obras literarias en las que va dejando su criterio respecto a distintas cuestiones del período histórico, ideológico y cultual que vivió. Las entrevistas, publicaciones, artículos que aparecían públicamente, según pudo conocer una parte de la familia, eran como imaginaba Jorge Antonio, es decir, debían someterse siempre a un pensamiento crítico debido a los intereses económicos, políticos y empresariales, con tendencia similar a la de la cultura de Estados Unidos, debiéndose acudir a las fuentes de esa información, porque, como constató cuando surgió Internet alrededor del año 2000, en varias ocasiones no procedía de él, más habiendo vivido las distinciones que habituaba a realizar la oligarquía de Argentina, las experiencias que tuvo en sus primeras experiencias como trabajador, las lecturas que le ayudaron a conocer otras culturas en esa etapa, y lo que había oído al respecto cuando aprendía idiomas. En este sentido, como personaje de su magnitud, nunca quiso influir en la forma de pensar de la gran mayoría de sus descendientes y generaciones siguientes, fiel al principio de que cada uno se forjase un criterio personal sin prejuicios, al menos de él.
Para uno de sus nietos, que dispuso de varios elementos de Jorge Antonio, como surge de las escrituras públicas que encontró entre ellos, y consultó a una de sus tías y a su padre como sus descendientes directos para contrastar esa afirmación de la que tenía algunos recuerdos, así como la historia mundial, lo que entiende de la forma de pensar que sugería su abuelo es que la información que procede de Internet debe de analizarse consultando otras fuentes, a poder ser, verbales de sus familiares, más aún cuando es conocida la propensión de ciertos países a difundir en medios de comunicación las hoy denominadas “fake news”, que también son distribuidas por redes sociales, usadas asimismo a lo largo de la historia por lo general y por generales o por entidades oficiales o empresas de reputado conocimiento en Argentina y en otros países mediante formas, formatos o medios diversos, la población las da por ciertas y confiables, en forma diferente a cómo lo hace él, analizando sus experiencias personales, que han ido variando, en tanto debe tenerse en cuenta lo sucedido durante los regímenes fascistas de la década de los 40, en los que era habitual la “propaganda” como medio más habitual de informar al pueblo, que en la mayoría de los casos no se cuestionaba por la forma en la que gobernaban, y el miedo que existía en esos contextos, de acuerdo a la evidencia histórica preexistente, cuestión que debe de tenerse en cuenta por su forma de pensar divergente y diferente a los que conocía hasta hace no mucho, existiendo todavía grandes lagunas que cree imposibles de conocer debido a lo que él denomina teoría de la imposibilidad del conocimiento en abstracto, por dar un nombre que intente ajustarse a su percepción, siendo algo que aun así resulta difícil debido a que, según sus palabras sinceras, él no puede expresar aunque sepa hablar, escribir y tenga emociones, poniendo como ejemplo el hecho de que la historia no explica todavía que fue antes, el huevo o la gallina, la procedencia del ser humano de forma que pueda aceptar, y a las restricciones que se imponen cuando al escribir se pide ceñirse a un ámbito con el que no está de acuerdo. No obstante, se trata de un asunto que excede la biografía histórica de Jorge Antonio, que en todo caso será objeto de su análisis, y debe procederse a continuar con el relato que se estaba contando.
El añadido de la opinión anterior ha sido permitida en este documento después de una larga insistencia por parte del nieto que se ha citado, y le ha llevado a retirarse de participar en la elaboración de este trabajo colaborativo porque no puede concebirlo con sus creencias, habiendo continuado otro nieto.
Después de que Jorge Antonio conociera al General Perón, comenzó a tener una mayor influencia sobre el mismo, debiéndose de aclarar que debido a que la historia que se cuenta se ha ido realizando en un período de tiempo de seis meses, la opinión de algunos familiares que participan en la elaboración se vio influida por la opinión antes descrita, generándose dudas, que incluyeron las de los bisnietos de Jorge Antonio, algunos de poca edad, habiendo surgido un suceso adicional, que es que una persona cercana a los familiares, dijo a algunos, tres de ellos específicamente, que Jorge Antonio había tenido más hijos, ante lo que pidiendo más datos al respecto, dos procedieron a intentar verificar esa sorpresiva novedad, acudiendo al domicilio que les fue facilitado, en el que al preguntar por Jorge Antonio tocando al timbre, una voz contestó que Jorge Antonio era una persona similar a otros personajes de la historia de Argentina, sin ofrecer mayores explicaciones, cortando a continuación. Ante la ambigüedad de la respuesta, los familiares que acudieron a ese domicilio, al ver que había una persona encargada del edificio de avanzada edad, tocaron a la puerta para preguntarle si tenía algún dato más, abriéndola amablemente, y, tras ser preguntado, dijo tener más de cien años y que no tenía muchos recuerdos. Por suerte se lo mostró una fotografía de uno de sus libros, y, sin decir nada antes, dijo solo tres palabras, fantasma, actor, hombre de las mil caras, como lo habría hecho una persona de su edad, con Alzheimer, demencia, perdida senil, guardando silencio a continuación ante las nuevas preguntas.
Ante ello, quedaron sin respuesta, comunicándoselo al resto de los familiares que contribuyeron a esta obra. Se creó una confusión que desorientó cómo proceder para poder seguir redactando la biografía de Jorge Antonio, y, ante ello, se decidió mantener un encuentro entre todos, incluyendo los bisnietos, momento en el que se sumó una persona que acababa de llegar de Mónaco, íntima amiga de la bisabuela de un bisnieto que conocía de cerca a la familia de Jorge Antonio, de avanzada edad, y que solo tenía contacto con el nieto que se había retirado de este relato antes citado, negándose a hablar con nadie más. Debido a la situación, ante la llegada imprevista de la persona de Mónaco, que había sido amiga de la madre del mismo nieto antes citado, se permitió su participación, aunque se sabía que no acudía en nombre de nadie, sino de lo que decía que sabía. El día del encuentro, la mujer citada antes participó y contó su versión, que se incluirá en sus partes pertinentes y relevantes más adelante, sin poder decir dónde por confidencialidad y por haberse acogido a un programa de protección de testigos tras haber sido amenazada de muerte por ello, de lo que tampoco se puede dar más información por secreto de sumario.
Varios miembros de la familia de Jorge Antonio recibieron el libro del autor Antoine de Saint-Exupery, “El Principito”, que, como contaron algunos de los hijos de Jorge Antonio, representaba la idea que tenía respecto a la forma de pensar de los niños de temprana edad como ideal para cualquier análisis.
Sin embargo, a pesar de lo que dice el libro, pasó toda su infancia en Uruguay, retornando a su país a los 17 años. Se desempeñó como enfermero del Colegio Militar de la Nación en 1942 y tras trabajar en varias empresas, trajo a la Argentina importantes empresas como General Motors, Mercedes Benz, Hanomag, Deutz y Fahr. En este último período, en 1949 se reencuentra con Perón, a quien conoció por primera vez en un reunión en 1943, y se convertiría en un importante consejero de Perón.
Y lo que pasó luego, será contado en una segunda parte de este relato en otro momento, porque siendo una obra colaborativa, se va publicando a medida que se va logrando un consenso entre todos los familiares colaboradores.
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